La soledad

Se distingue dos tipos de soledad: la emocional, o ausencia de una relación intensa con otra persona que nos produzca satisfacción y seguridad, y la social, que supone la no pertenencia a un grupo que ayude al individuo a compartir intereses y preocupaciones.

Parece, por otro lado, que la soledad está relacionada con la capacidad de las personas para manifestar sus sentimientos y opiniones

La soledad es una situación que hemos de aspirar a convertir en transitoria y que conviene percibir como no forzonamente traumática. Podemos transformarla en un momento de reflexión, de conocernos a fondo y de encontrarnos sinceramente con nuestra propia identidad. Hay un tiempo para comunicarnos con los demás y otro (que necesita de la soledad) para establecer contacto con lo más profundo de nosotros mismos. Hemos de "hablar" con nuestros miedos, no podemos ignorarlos ni quedarnos bloqueados por ellos. Es conveniente que, en ocasiones, optemos por la soledad. En suma, equilibremos los momentos en que nos expresamos y atendemos a otros, y los que dedicamos a pensar, en soledad, en nuestras propias cosas.


LIBROS
* Ella, que todo lo tuvo - Ángela Becerra >> ... Con el paso de los días, el deseo de verla había crecido hasta hacerse insoportable. No entendía cómo, sin motivo aparente, la mujer que visitaba su librería se había hecho imprescindible... En su mundo de soledades, las alegrías provenían de cosas tan sencillas como el suponer... se había creado una especie de juego mudo que los unía... Sentía rabia consigo mismo por no ser capaz de acercarse como lo hacían los demás hombres cuando una mujer los atraía. Vivir en sombras aquel sentimiento que empezaba a brotar, amordazar su voz, apagarla por miedo a otro fracaso. No deseaba que cualquier aproximación pudiera ser tildada de inapropiada, indeseable o fuera de lugar... ¿Por qué le era tan difícil acercarse a ella? Podrían haber cenado juntos y tal vez compartir sus lecturas. En cambio, cada uno se acompañaba en solitario de aquella obsesión que parecía unirlos. ¡qué paradoja!
* La soledad, de los números primos - Paolo Giordano >> ... Por primera vez sintió que la inmensa distancia que los separaba era insignificante... Porque estaban unidos por un hilo invisible, oculto entre mil cosas de poca importancia, que sólo podía existir entre dos personas como ellos: dos soledades que se reconocian... ambos sentían su presencia extraña ya amenazante, como entre líneas, y eso dio pie a que pronto empezasen a mostrarse más fríos, a espaciar más su... lo miraba... la verdad, ya no sabía nada de él... Ahora que lo pensaba, ahora que estaba allí, todo le parecía absurdo... Lo único que sabía es que él había vuelto y no deseaba que se fuera... Delante tenía a un hombre al que una vez conoció pero que ahora era un desconocido... No era aquel Mattia que se le había metido en la cabeza sin dejar espacio para nada más... Las decisiones se toman en unos segundos y se pagan el resto de la vida.